sábado, 30 de enero de 2010

Vicente Huidobro



Horas

El villorio
Un tren detenido sobre el llano

En cada charco
duermen estrellas sordas
Y el agua tiembla
Cortinaje al viento

La noche cuelga en la arboleda

En el campanario florecido
Una gotera viva
Desangra las estrellas

De cuando en cuando
Las horas maduras
Caen sobre la vida.


Señora

Señora hay demasiados pájaros
En vuestro piano
Que atrae el otoño sobre una selvaEspesa de nervios palpitantes y libélulas

Los árboles en arpegios insospechados
A veces pierden la orientación del globo

Señora lo soporto todo. Sin cloroformo
Desciendo al fondo del alba
El ruiseñor rey de setiembre me informa
Que la noche se deja caer entre la lluvia
Burlando la vigilancia de vuestras miradas
Y que una voz canta lejos de la vida
Para sostener el espacio desclavado
El espacio tan lleno de estrellas que se va a caer

Señora a las diez huele a tabaco de artista
Amáis el nadir a cuerpo de pájaro
Sois un fenómeno ligero
Me voy solitario hacia el ocaso de los turistas
Es mucho más bello


18

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible

Volveré sobre las aguas del cielo

Me gusta viajar como el barco del ojo
Que va y viene en cada parpadeo
He tocado ya seis veces el umbral
Del infinito que encierra el viento

Nada en la vida
Salvo un grito de antesala
Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
En la urna de las flores impacientes
Se encuentran las emociones en ritmo definido


Allá me esperan hasta mañana

Buen viaje

Un poco más lejos
Termina la Tierra

Pasan los ríos bajo las barcas
La vida ha de pasar

Vicente Huidobro, Chile, 1893-1948
imagen: s/d

miércoles, 27 de enero de 2010

Roy Fuller


Traducción

Ahora que los bárbaros han llegado hasta Picra
y que toda la música nueva se escribe en la escala de doce tonos,
y que encima yo me acerco a cumplir cuarenta años,
no voy a fingir más.

Dejaré de expresar mi fe en el rosado
futuro del hombre, y aceptaré la evidencia
de un par de guerras espantosas e incontables
revoluciones frustradas.

Dejaré de achacar la idiotez de los esclavos
a sus amos y a su alimentación, y diré claramente
que son enemigos de la cultura,
el progreso y el aseo.

De los grupos progresistas, las revistas trimestrales
consagradas a la poesía atrevida, de las filas
de comités, de las cartas diversas de protesta
me daré de baja en este instante.

Cuando me llamen reaccionario, sonreiré
a salvo en otra dimensión. Cuando digan
“Cinna ha dejado de importar”, sabré lo bien
que reflejo estos tiempos.

La clase gobernante pensará que estoy con ella
y me hará propuestas amistosas, pero yo me recluiré
en el rincón más apartado de Picra y escribiré poemas
sobre el destino fatal de todo el estofado.

Si alguien es feliz en esta época y lugar
es tonto o es corrupto. Mejor abdicar
de un terreno material y espiritual
adecuado para bárbaros tan sólo.

Roy Fuller, Lancashire, Inglaterra, 1912-1991
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Jocelyne Sobieski, diseño de vestuario para Julio César, de Shakespeare, 2008.


Translation

Now that the barbarians have got as far as Picra,
And all the new music is written in the twelve tone scale,
And I am anyway approaching my fortieth birthday,
I will dissemble no longer.

I will stop expressing my belief in the rosy
Future of man, and accept the evidence
Of a couple of wretched wars and innumerable
Abortive revolutions.

I will cease to blame the stupidity of the slaves
Upon their masters and nurture, and will say,
Plainly, that they are enemies to culture,
Advancement and cleanliness.

From progressive organisations, from quarterlies
Devoted to daring verse, from membership of
Committees, from letters of various protest
I shall withdraw forthwith.

When they call me reactionary I shall smile
Secure in another dimension. When they say
'Cinna has ceased to matter' I shall know
How well I reflect the times.

The ruling class will think I am on their side
And make friendly overtures, but I shall retire
To the side furthest from Picra and write some poems
About the doom of the whole boiling.

Anyone happy in this age and place
Is daft or corrupt. Better to abdicate
From a material and spiritual terrain
Fit only for barbarians.


lunes, 25 de enero de 2010

Dylan Thomas / 2 poemas


Una negativa a lamentar la muerte por fuego de una niña en Londres

Nunca hasta que la oscuridad artífice del hombre
hacedora del ave el animal y la flor
y humillante de todo
anuncie con silencio el despuntar de la última luz
y llegue la hora calma
del mar que se agita con la brida

y yo deba entrar de nuevo
en la redonda Sión de la gota de agua
y la sinagoga de la espiga de maíz
rezaré jamás la sombra de un sonido
ni sembraré mi grano de sal
en el mínimo valle de cilicio para lamentar

la majestad y el fuego de la muerte de la niña.
No mataré
la humanidad de su partida con una verdad solemne
ni voy a blasfemar por las estaciones del aliento
con ninguna otra elegía
de inocencia y juventud.

En lo profundo, con los primeros muertos, yace la hija de Londres,
vestida con los amigos largos,
las fibras sin edad, las venas oscuras de su madre,
secreta junto al agua sin lamento
del Támesis que corre.
Tras la primera muerte, ya no hay otra.

Dylan Thomas, Swansea, Gales, 1914-1953
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Claude Monet, The Thames at Westminster, 1871


A Refusal to Mourn the Death, by Fire, of a Child in London

Never until the mankind making
Bird beast and flower
Fathering and all humbling darkness
Tells with silence the last light breaking
And the still hour
Is come of the sea tumbling in harness

And I must enter again the round
Zion of the water bead
And the synagogue of the ear of corn
Shall I let pray the shadow of a sound
Or sow my salt seed
In the least valley of sackcloth to mourn

The majesty and burning of the child's death.
I shall not murder
The mankind of her going with a grave truth
Nor blaspheme down the stations of the breath
With any further
Elegy of innocence and youth.

Deep with the first dead lies London's daughter,
Robed in the long friends,
The grains beyond age, the dark veins of her mother,
Secret by the unmourning water
Of the riding Thames.
After the first death, there is no other.



La mano que firmó el papel

La mano que firmó el papel derribó una ciudad;
cinco dedos soberanos tasaron el aliento,
duplicaron el mundo de los muertos y partieron un país por la mitad;
esos cinco reyes hicieron un rey de la muerte.

La mano poderosa lleva a un hombro vencido,
las falanges contraídas por la gota;
una pluma de ganso puso fin a la matanza
que puso fin al discurso.

La mano que firmó el pacto engendró fiebre,
y creció el hambre, y vino la langosta;
grande es la mano que tiene dominio sobre el hombre
sólo por un nombre borrajeado.

Los cinco reyes cuentan los muertos
pero no alivian la herida encostrada ni acarician la frente;
una mano decide la piedad como otra decide el cielo;
las manos no tienen lágrimas que derramar.

Dylan Thomas, Swansea, Gales, 1914-1953
Versión © Gerardo Gambolini

The Hand that Signed the Paper

The hand that signed the paper felled a city;
Five sovereign fingers taxed the breath,
Doubled the globe of dead and halved a country;
These five kings did a king to death.

The mighty hand leads to a sloping shoulder,
The finger joints are cramped with chalk;
A goose's quill has put an end to murder
That put an end to talk.

The hand that signed the treaty bred a fever,
And famine grew, and locusts came;
Great is the hand the holds dominion over
Man by a scribbled name.

The five kings count the dead but do not soften
The crusted wound nor pat the brow;
A hand rules pity as a hand rules heaven;
Hands have no tears to flow.

sábado, 16 de enero de 2010

Edgar Lee Masters, Spoon River


Fletcher Mc Gee

Me quitó la fuerza minuto a minuto,
me quitó la vida hora tras hora,
me agotó como una luna febril
que debilita al mundo que gira.
Los días pasaban como sombras,
los minutos rotaban como estrellas.
Me quitó la piedad del corazón
convirtiéndola en sonrisas.
Ella era un trozo de arcilla de escultor,
mis pensamientos secretos eran dedos:
se metieron detrás de su frente pensativa
marcándola hondamente con dolor.
Sellaron sus labios y hundieron sus mejillas,
y agobiaron sus ojos con pesar.
Peleando como un demonio
mi alma había entrado en esa arcilla.
No era mía, no era suya;
ella la poseía, pero esas luchas
le modelaron un rostro que odiaba,
y un rostro que yo temía ver.
Cerré las ventanas, trabé los cerrojos.
Me escondí en un rincón
y entonces ella murió y me persiguió
y me acosó de por vida.

Edgar Lee Masters, EE.UU., 1868-1950
Versión © Gerardo Gambolini
Edgar Lee Masters, Spoon River Anthology, Macmillan, 1915
imagen: J. M. William Turner, View over Town at Sunset: a Cemetery in the Foreground, 1832


Fletcher Mc Gee

She took my strength by minutes,
She took my life by hours,
She drained me like a fevered moon
That saps the spinning world.
The days went by like shadows,
The minutes wheeled like stars.
She took the pity from my heart,
And made it into smiles.
She was a hunk of sculptor's clay,
My secret thoughts were fingers:
They flew behind her pensive brow
And lined it deep with pain.
They set the lips, and sagged the cheeks,
And drooped the eye with sorrow.
My soul had entered in the clay,
Fighting like seven devils.
It was not mine, it was not hers;
She held it, but its struggles
Modeled a face she hated,
And a face I feared to see.
I beat the windows, shook the bolts.
I hid me in a corner
And then she died and haunted me,
And hunted me for life.


Ollie Mc Gee

¿Han visto a un hombre cruzar el pueblo
con la mirada baja y el rostro demacrado?
Es mi esposo, quien por secreta crueldad
jamás revelada, me robó mi juventud y mi belleza
hasta que al fin, arrugada y con los dientes amarillos,
destrozado el orgullo y con vergonzosa modestia
me hundí en la tumba.
¿Pero qué creen que roe el corazón de mi esposo?
¡La imagen de lo que fui, la imagen de lo que él hizo de mí!
Eso lo empuja al lugar donde descanso.
En la muerte, por lo tanto, estoy vengada.

Edgar Lee Masters, EE.UU., 1868-1950
Versión © Gerardo Gambolini
Edgar Lee Masters, Spoon River Anthology, Macmillan, 1915


Ollie Mc Gee

Have you seen walking through the village
A man with downcast eyes and haggard face?
That is my husband who, by secret cruelty
Never to be told, robbed me of my youth and my beauty;
Till at last, wrinkled and with yellow teeth,
And with broken pride and shameful humility,
I sank into the grave.
But what think you gnaws at my husband's heart?
The face of what I was, the face of what he made me!
These are driving him to the place where I lie.
In death, therefore, I am avenged.

Fernando Pessoa / 3 poemas



(i)

Pero yo, en cuya alma se reflejan
Las fuerzas todas del universo,
En cuya reflexión emotiva y sacudida
Minuto a minuto, emoción a emoción,
Cosas antagónicas y absurdas se suceden:
Yo el foco inútil de todas las realidades,
Yo el fantasma nacido de todas las sensaciones,
Yo el abstracto, yo el proyectado en la pantalla,
Yo la mujer legítima y triste del Conjunto,
Yo sufro ser yo a través de todo esto como tener
sed, pero no de agua.

(ii)

Tengo piedad de las estrellas
Que brillan desde hace tanto,
Desde hace tanto tiempo...
Tengo piedad de ellas.

¿No habrá un cansancio
De las cosas,
De todas las cosas,
Como de las piernas o de un brazo?

Un cansancio de existir,
De ser,
Sólo de ser
O ser triste brillar o sonreír...

¿No habrá, en fin,
Para las cosas que son,
No la muerte, pero sí
Alguna especie de fin,
O una razón,
Algo así
Como un perdón?

(iii)

Es tal vez el último día de mi vida.
Saludé al sol, levantando la mano derecha,
Pero no lo saludé diciéndole adiós,
Hice señal de gustarme haberlo visto: nada más.

Fernando Pessoa, Lisboa, 1888-1935
Fernando Pessoa, Poemas, Ed. Fabril, Bs. As., 1972
Traducción de Rodolfo Alonso
imagen: s/d