domingo, 22 de mayo de 2011

Patrick Chapman



Elephant And Castle *

La tarde cae en capas
sobre la calle:
rojo sobre gris, salsa sobre hueso.

En la última parada, un autobús
engulle sus pasajeros
los vomita y continúa su recorrido
como si una sombra mecánica
hubiera realizado una maniobra Heimlich.

Entre vidrio de ventanas y música, funcional:
Dios Bendiga Al Niño,
un mozo nos trae pollo,
vino y media ensalada Caesar.

Me dices, mientras cortas una pechuga,
que has dividido tus horas entre
dos hombres demasiado débiles para dejarte
y demasiado familiares para tener gusto a algo.
No hay carne en ellos:
deberás elegir plumas, huesos, ¿o nada?

* Elephant & Castle, nombre de un restaurante de Dublín, en Temple Bar.

Patrick Chapman, Dublín, 1968
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: s/d


Elephant And Castle

The evening is layering
itself upon the street:
red on grey, sauce on bone.

At the final stop, a bus
is choking on its passengers
throwing them up and heading off
as though some shadow mechanic
has performed a Heimlich manoeuvre.

Between window glass and music, piped:
God Bless The Child,
a waiter brings us chicken,
wine and baby Caesar salad.

You tell me, as you portion a breast,
that you’ve halved your hours between
two men too weak to leave you
and too familiar to taste of anything.
There is no meat on them:
should you choose feather, bone or neither?



Cicatriz

Tú no viste la mía, la noche en que nos conocimos.
Estabas ocupada, atravesando mi ventana
con tu mano, sin sentir el dolor,
tu muñeca sangrando por astillas invisibles
cuando abriste unos centímetros el paño para que entrase un poco
de aire, dejando entrar hojas de otoño de los árboles cercanos.
En un momento, hicimos el amor, o un intento fallido.

A la mañana, la sangre se te había coagulado.
Lastimada y práctica, ningún pájaro herido,
trataste de mostrarme varias vecs cómo dos hojas que caían
podían chocar en la lluvia, en una corriente, y flotar
como una sola hoja. Al final, el invierno nos soltó.
De vez en cuando, sutiles cicatrices indican en mi piel
que dejaste más en mí de lo que nunca revelaría.

Patrick Chapman, Dublín, 1968
Versión © Gerardo Gambolini



Cicatrice

You did not see mine, on the first night we met.
You were occupied, putting your hand
Through my window, not feeling the pain,
Bleeding your wrist on invisible shards
As you opened the frame just a crack for some air,
Letting autumn leaves in from the fingers of trees.
At some point, we made love, or a bungled attempt.

By the morning, your blood had congealed.
Wounded and practical, no broken bird,
You tried often to show me how two falling leaves
Might collide in the rain, on a current, and sail
As one leaf. In the end, winter rattled us loose.
Now and then, subtle scars raise a sign on my skin
That you left more in me than I'd ever let on.

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