sábado, 17 de noviembre de 2012

Fernando Pessoa






Lidia, ignoramos. Somos extranjeros
Donde quiera que estemos.
Lidia, ignoramos. Somos extranjeros
Donde quiera que vivamos, todo es ajeno
Y no habla nuestra lengua.
Hagamos de nosotros el retiro
Donde escondernos, temerosos del insulto
Del tumulto del mundo.
¿Qué más quiere el amor que no ser de los otros?
Como un secreto dicho en los misterios,
Sea sagrado por nuestro.


Lídia, ignoramos...

Lídia, ignoramos. Somos estrangeiros
Onde que quer que estejamos.
Lídia, ignoramos. Somos estrangeiros
Onde quer que moremos, tudo é alheio
Nem fala língua nossa.
Façamos de nós mesmos o retiro
Onde esconder-nos, tímidos do insulto
Do tumulto do mundo.
Que quer o amor mais que não ser dos outros?
Como um segredo dito nos mistérios,
Seja sacro por nosso.



No tengas nada en las manos...

No tengas nada en las manos
Ni un recuerdo en el alma,

Que cuando te pongan
El último óbolo en las palmas

Al abrirte las manos
Nada se te caerá.

¿Qué trono te quieren dar
Que Átropos no te quite?

¿Qué laureles que no se marchiten
En los arbitrios de Minos?

Qué horas que no te vuelvan
De la talla de la sombra

Qué serás cuando estés
En la noche y al fin del camino

Recoge las flores pero suéltalas apenas
las hayas mirado.

Siéntate al sol. Abdica
Y sé rey de ti mismo.


Não tenhas nada nas mãos...

Não tenhas nada nas mãos
Nem uma memória na alma,

Que quando te puserem
Nas mãos o óbolo último,

Ao abrirem-te as mãos
Nada te cairá.

Que trono te querem dar
Que Átropos to não tire?

Que louros que não fanem
Nos arbítrios de Minos?

Que horas que te não tornem
Da estatura da sombra

Que serás quando fores
Na noite e ao fim da estrada.

Colhe as flores mas larga-as
Das mãos mal as olhaste.

Senta-te ao sol. Abdica
E sê rei de ti próprio.




Fernando Pessoa, Lisboa, Portugal, 1888-1935
imagen: Átropos cortando el hilo de la vida - fuente: Wikipedia 

Versiones © Gerardo Gambolini


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