domingo, 30 de diciembre de 2012

Uilliam English






Dejad que todo el mundo alabe su oficio,
el hombre de iglesia, el astuto vendedor.
Que miles alardeen de rango o de riqueza.
Yo alabo mendigar: no hay plan mejor.

Cuando veo rebaños que están flacos,
malas cosechas y niños que lloran,
granizo que cae, vientos que arrecian,
mis campos están secos, y a mí no importa.

Yo descanso alegremente bajo el sol
pensando solamente en historias que contar,
paz en la mente en paz, ni rentas ni tributos:
no hay oficio mejor que mendigar.

De vez en cuando me abrasa la sed.
Luego de un día pido para tomar.
Un día con vino, un día sin nada.
Dios bendiga al que inventó limosnear.


Uilliam English, Irlanda, 1709-1778
Poeta y fraile agustino, también conocido como Liam Inglis.
Versión del inglés © Gerardo Gambolini
Sobre la traducción del gaélico de Pádraig J. Daly
imagen: s/d


The Beggar

Let everubody praise his trade,
The clergyman, the wily merchant.
Let thousands boast of wealth or state.
I praise begging as the best plan.

When I see an ailing flock,
Crops gone bad and children wailing,
Hail descending, winds blowing rough,
My fields are dry and I am carefree.

Happily in the sun I rest
With not a thought but storytelling,
My mind at peace, no tax or rent:
The best of all the trades is begging.

Now and then I’m parched with thirst.
A day goes by and I call for porter.
A day with wine, a day with none.
God bless beggary’s inventor.




Iba yo a la feria de Curreeny
el día décimo de agosto, y al andar
encontré a una joven sola en el camino,
que era dulce y bella de mirar.

Los rizos le caían en los hombros
enmarcando su cara inmaculada,
las servillas le cubrían los talones
y Cupido bailaba en su mirada.

Le hablé a esa deslumbrante criatura
apretando mi sombrero con la mano.
Soñé, como presa de un ensueño,
que libábamos al borde de aquel prado.

“La belleza y el amor de toda Irlanda
son tu rostro, tu figura y porte fino.
Cree, amor, esos halagos.
No soy un infame libertino.”

“Soy una mujer que quedó sola —
sin guía estas colinas debo atravesar.
Dejadme, en el nombre de María.
¿O queréis mi buen nombre mancillar?

No soy ninguna joven alocada
aunque he dejado a mi padre muy atrás.
Oh clérigo, olvidad vuestras lisonjas
y seguid a la feria en soledad.”

Di un salto adelante al oír eso
hacia aquella que atrapó mi corazón.
Defendido como estaba su castillo,
al final la fortaleza ella rindió.

Ayudado por sus besos ardorosos,
al contento más dulce la llevé.
Luego la guié por la montaña
y el camino hacia la feria retomé.

Llorando arrepentida dijo ella,
“Mi amor y mi pasión os entregué,
no me dejes así, mi buen amigo,
dondequiera que desees te seguiré.

Si tu ejército audaz ha conquistado
mi ciudad y mi puerto y guarnición
con la fuerza del cañón para mujeres,
ahora donde vayas iré yo.”


Uilliam English, Irlanda, 1709-1778
Versión del inglés © Gerardo Gambolini
Sobre la traducción del gaélico de Pádraig J. Daly


Going To The Fair At Curreeny

Going to the fair at Curreeny,
On the tenth day of August, you’ll know,
I met, all alone on the roadway,
A girl young and sweet to behold.

Her hair curled down to her shoulders,
Framing her lily-white face,
Her slippers covered her ankles
And Cupid danced in her gaze.

I spoke to this ravishing creature,
With my hat firmly clutched in my hand.
I dreamt in my dayreaming fashion
That we supped at the edge of the land.

“The beauty and love of all Ireland
Is your person, your face and your gait.
Believe my flattering speech, love,
I’m not some unconscionable rake.”

“I’m a solitary female left lonely,
Travelling the hills without guide.
For the sake of Mary, now leave me.
Do you mean my good name to destroy?

I’m not some easy young hussy,
Though my father I’ve left far away.
Stop your cajolery, cleric,
And be off with you now to the fair.”

At this I took a leap forward
Towards the one who had captured my heart.
Though her castle was stoutly defended,
She yielded the fortress at last.

With the help of her own warm kisses,
I brough her to sweetest content.
Then I guided her over the mountain
As off toward the market I went.

Said she, as she wept and lamented,
“My good friend, don’t leave me like this,
I’ve given my love and affection.
I’ll follow wherever you wish.

Since you conquered, with your bold army,
My garrison, city and port,
With the force of your guns against women,
I’ll go now wherever you go.”


sábado, 22 de diciembre de 2012

Lawrence Durrell







[...] Retrocedo paso a paso en el camino del recuerdo para llegar a la ciudad donde vivimos todos un lapso tan breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creímos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría.

[...] Alejandría es el más grande lagar del amor; escapan de él los enfermos, los solitarios, los profetas, es decir, todos los que han sido profundamente heridos en su sexo.

[...] “Con una mujer sólo se pueden hacer tres cosas”, dijo Clea en una ocasión: “Quererla, sufrir o hacer literatura.”

[...] “Esta intimidad no debe ir más lejos, pues hemos agotado ya todas sus posibilidades en la imaginación; y lo que terminaremos por descubrir, más allá de los sombríos colores de la sensualidad, es una amistad tan profunda que seremos esclavos uno del otro para siempre.” Era, si se quiere, el coqueteo de dos espíritus prematuramente extenuados por la experiencia  [...]

[...] Le asombrará si le digo que siempre he visto en Justine una especie de grandeza. Como usted sabe, hay ciertas formas de grandeza que si no se aplican al arte o a la religión, hacen estragos en la vida corriente de los hombres. El error está en que Justine consagró sus dones al amor. Es cierto que en muchos casos ha sido mala, pero en ninguna de ellos la actitud tenía importancia. Tampoco puedo decir que nunca haya hecho daño a nadie. Pero los perjudicados han salido ganando. Los arrancó de sí mismos. Era forzoso que sufrieran, y muchos no han comprendido la naturaleza del dolor que ella les infligía. Yo sí.

[...] Su corazón está reseco y sólo le han quedado los cinco sentidos como los fragmentos de un vaso roto.

[...] Me dio la impresión de que trataba de mostrar una serie de crueles caricaturas de sí misma, pero esto es habitual en los solitarios, convencidos de que su verdadera personalidad no puede encontrar correspondencia en nadie.

[...] En cierto modo Justine no buscaba la vida, sino una revelación integradora que pudiera darle un sentido.

[...] Como todos los seres amorales, está en el límite de la Diosa.

[...] Todos buscamos motivos racionales para creer en el absurdo.

[...] Las grandes religiones no hacen más que establecer una larga lista 
de prohibiciones [...] En nuestra Cábala decimos: Cede al deseo, pero refinándolo.

[...] Con la institución del matrimonio se ha legitimizado la desesperanza.

[...] Las palabras que dicen los amantes en esos momentos están cargadas de emociones que todo lo deforman. Sólo sus silencios tienen la cruel precisión que los devuelve a la verdad.

[...] Quiero exponer los hechos, sencilla y crudamente, sin ningún estilo, sin yeso ni jalbegue; grabar directamente el retrato de Justine en el muro, dejando como fondo, sin cubrir, las piedras de la angustia.


Lawrence Durrell, Jalandhar, India, 1912 – Sommières, Francia, 1990
Traducción de Aurora Bernárdez
Justine - El cuarteto de Alejandría - Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1960


sábado, 15 de diciembre de 2012

Malcolm Lowry






Sin el dragón sombrío


Las ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestra vida ideal incluye una taberna
donde uno pueda sentarse y hablar o sólo pensar
sin miedo al dragón sombrío;
u otra taberna aun donde no haya
ningún letrero de No Se Fía y donde,
aparte de las cervezas ilimitadas,
nos sentemos tranquilos, borrachos y locos a redactar
folletos de una tierra realmente mejor en que el hombre
pueda tomar un vino más delicado, ah, sin destilar,
que embriague sutilmente sin dolor,
tejiendo la visión de una posada incomparable
donde podamos beber eternamente sin pagar
con la puerta abierta y el viento soplando.


Malcolm Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini
imagen: Wyvern © Jan Kellett
 


Without the Nighted Wyvern

Notions of freedom are tied up with drink.
Our ideal life contains a tavern
Where man may sit and talk or just think,
All without fear of the nighted wyvern;
Or yet another tavern where it appears
There are no No Trust sign no No Credit
And, apart from the unlimited beers,
We sit unhackled drunk and mad to edit
Tracts of a really better land where man
May drink a finer, ah , an undistilled wine,
That subtley intoxicates without pain,
Weaving the vision of the unassimilable inn
Where we may drink forever without owing,
Whit the door open, and the wind blowing.






El barco está volviendo a casa, finalmente.
El contramaestre intenta leer pero sueña con el hogar.
El viejo lamparero duerme, el motor golpetea:
casa. Las luces están dispuestas para alumbrarnos desde el pasado
hacia un futuro inmediato tan poco misterioso como este mástil,
cuyo tamaño y objetivo limitado conocemos.
¡Paciente hierro! Pero pasando el mastil, en lo alto, mudo
vacío, o el parpadear de estrellas vacilantes
lanzadas a la deriva en un blanco océano de dudas.
Quizás este buque avanza hacia un futuro
que medita menos sobre el océano que sobre la amargura
en la mente de los marinos. ¿Es esa estrella el ajenjo surgido
entre las estrellas del amor? ¿Este carguero la eternidad?
¿Adónde estamos yendo? Vida sálvanos a todos.


Malcom Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini 



The ship is turning homeward

The ship is turning homeward now at last.
The bosun tries to read but dreams of home.
The old lamptrimmer sleeps, the engine thrums:
Home. Lamps are set to light us from the past
To a near future unmysterious as this mast,
Whose bulk we recognize and finite aim.
Patient iron! But, beyond the maintruck, dumb
Blankness, or the twitch of reeling stars cast
Adrift in a white ocean of doubt.
Perhaps this tramp rolls towards a futurity
That broods on ocean less than on the gall
In seamen’s minds. Is that star wormwood out
Among love’s stars? This freighter eternity?
Where are we going? Life save us all.



La luna en Escandinavia   (II)


Dios ayude a todos aquellos
que sólo pensaron en sí, para quienes
ninguna verdad simple era verdad
ninguna vida rápida y clara era vida;
y Dios ayude a aquellos que no sienten dolor
pero viven guiados por él nada menos,
porque lo invierten totalmente
en nuestros bonos de felicidad.


Malcolm Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini



The Moon In Scandinavia   (II)

God help those and other who
Have only thought of self,
To whom no simple truth was true
No swift clear life was life;
An God help those who feel no pain
Yet live by it no less,
Since they invest it soundly in
Our stock of happiness.





Ayúdenme a escribir.
Muéstrenme las puertas
donde están las órdenes,
y la jaula
que mi alma mira fijo,
donde mi valor
ruge a través de las rejas.


Malcom Lowry, Inglaterra, 1909-1957
Versión © Gerardo Gambolini 



Rilke and Yeats

Help me to write.
Show me the gates
Where the orders are,
And the cage
My soul stares at,
Where my courage
Roars through the grates.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Omertá




Maya 

Ayer no fue el fin del mundo
pero al menos aquí
abundamos fantasmas



Racconto 

cuando michael mata en el bar a mc cluskey
la inteligencia dice: son dos basuras
aun así el corazón

prefiere a pacino —
la farsa del hampa
siempre es más clara que la oficial


Gerardo Gambolini, Argentina, 1955 
imagen: códice Dresde

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Francisca Aguirre




           
A Dina Rot y Abasha Rotenberg


No entiendes lo que dicen, mas te llega,
te alcanza, te hiere, te trastorna.
¿O tal vez eres tú y tu terror?
Huele mucho, huele por todas partes,
es un olor dulzón y pegajoso,
pero no sabes a qué huele.
¿O tal vez eres tú y tu viejo espanto?
Suena una música que no descifras,
que no acabas de oír, pero que invade.
¿O eres tú y tu temor, tu constante recelo?
Hay algo que no ves, pero que está,
o se ahonda o crece o se dilata.
¿O tal vez eres tú y tu pavor diseminado?
Algo te cerca, algo te rodea,
no sabes lo que es ni lo que dice,
no sabes a qué huele ni entiendes lo que canta.
¿O eres tú y tu miseria, tu consabido pánico?
El aire se ha espesado como el tiempo,
y la luz es opaca y dirimente,
y una urgencia precoz te acosa y lame.
¿O eres tú y tu implacable cobardía?

Todo se ha convertido en extrañeza,
es como si tu vida te mirara
de esa forma distante y asombrada
con que observamos siempre a los ajenos,
con ese miedo obtuso hacia los otros.
¿Qué sabes tú de ti, criatura absurda?
¿Qué sabes tú de tus razones?
¿Quién es ésa que escapa mientras vives?
¿Quién es la que sonríe cuando lloras,
la que se queda muda mientras hablas?
Nadie va a responder por ti,
ni siquiera tú misma.
La vida te ha alcanzado,
ha llegado primero y ha cruzado la meta.
Huele, huele mucho y no sabes a qué.
Suena, suena por todas partes
una música que no acabas de oír.
Déjalo, deja que caiga, que se ahonde,
déjalo que prospere como el miedo.
Al fin y al cabo de algo hay que vivir.

Peor sería que conocieras las respuestas.


Francisca Aguirre, España, 1930
imagen: www.diarioinformacion.com


domingo, 2 de diciembre de 2012

Rodolfo Edwards






el otoño
el invierno y la primavera
se dilatan
en la misma melodía
con ligeras variaciones
en cambio
el verano tiene su propia música
y para colmo la transmiten
por altavoces
en estratégicos lugares del mundo
chingui chingui todo el tiempo
levantando arenas
despeinando los espíritus
aún en la más fresca habitación
el perfume del bronceador
penetra hasta los huesos
el suelo es una larga playa
sin solución de continuidad
chingui chingui todo el tiempo
la música
la maldita música de los veranos
poniéndonos
entre la espada y el mar



hablo de vos
con varias personas
a la vez
como en partidas
simultáneas de ajedrez



este cacho de pizza
que como con la mano
se parece tanto a mi alma
un triángulo irregular
chorreando por todos lados


Rodolfo Edwards, Buenos Aires, Argentina, 1962
imagen: vectoropenstock.com