miércoles, 27 de febrero de 2013

Jack Gilbert






Un día estaba en el café, sentado afuera,
mirando el crepúsculo en Umbría, cuando una niña
salió de la panadería con el pan que su madre le pidió.
No sabía qué hacer. Ya confundida
por tener trece años y justo aquel verano hacerse mujer,
ahora tenía que pasar por delante del americano.
Pero lo hizo muy bien. Pasó por delante y dobló la esquina
con gracia, sin prestarme atención. Casi perfecto.
En el último instante no pudo resistir
mirarse fugazmente sus pechos nuevos. Suelo recordar
aquella inclinación de su cabeza cuando la gente habla
de tal o cual de las grandes beldades.




Por supuesto fue un desastre.
El más preciado, insoportable secreto
ha sido siempre un desastre.
El peligro cuando tratamos de irnos.
Revisando más tarde, una y otra vez,
lo que debimos hacer
en lugar de lo que hicimos.
Pero en esos breves momentos
parecíamos vivos. Engañados,
maltratados, mentidos y traicionados,
seguramente. Sin embargo, por ese
corto tiempo, visitamos
nuestra vida posible.




En los pequeños poblados a lo largo del río
no ocurre nada, día tras día.
Semanas de verano atascadas para siempre
y largos matrimonios siempre iguales.
Vidas con sólo emergencias, nacimientos
y pesca como emociones. Entonces un barco
surge de la neblina. O aparece por la curva
lentamente una mañana
bajo la lluvia, frente a los pinos y los arbustos.
Llega majestuoso, todo iluminado,
en una calurosa noche perfumada. Dos días después
se ha ido, dejando furia en su estela.


Jack Gilbert, Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos, 1925-2012
Versión © Gerardo Gambolini
Imagen: Barcaza en el Mississippi, foto de Dennis Adams
[Public domain]


In Umbria

Once upon a time I was sitting outside the café / watching twilight in Umbria when a girl came / out of the bakery with the bread her mother wanted./ She did not know what to do. Already bewildered /
by being thirteen and just that summer a woman, / she now had to walk past the American. / But she did fine. Went by and around the corner / with style, not noticing me. Almost perfect. / At the last instant could not resist darting a look / down at her new breasts. Often I go back / to that dip of her head when people talk / about this one or that one of the great beauties.


Going There

Of course it was a disaster. / The unbearable, dearest secret / has always been a disaster. / The danger when we try to leave. / Going over and over afterward / what we should have done / instead of what we did. / But for those short times / we seemed to be alive. Misled, / misused, lied to and cheated, / certainly. Still, for that / little while, we visited / our possible life. 


South

In the small towns along the river / nothing happens day after long day. / Summer weeks stalled forever, / and long marriages always the same. / Lives with only emergencies, births, / and fishing for excitement. Then a ship / comes out of the mist. Or comes around / the bend carefully one morning / in the rain, past the pines and shrubs. / Arrives on a hot fragrant night, / grandly, all lit up. Gone two days / later, leaving fury in its wake.


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