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martes, 13 de diciembre de 2011

Esteban Moore





La fotografía

El marco de plata trabajada de unos 14 x 10 cm.
         estuvo olvidado dentro de un sobre
     en uno de los cajones de un mueble 
              vaya a saber cuántos años

Hasta que un día fue descubierto por una de mis hijas
       quien  sacó de él una vieja fotografía
         lo limpió —le dio brillo
    y lo utilizó para colocar la foto de su novio
                     —ya no recuerdo cuál—

Esa fotografía antigua —de color sepia 
                 de una mujer joven y una niña
 con  largos vestidos  —abrigos con cuellos de piel    
    sombreros —de fines del  XIX o muy de principios del XX
        botines acordonados —tacos casi imperceptibles 
            anduvo dando vueltas por la casa
                                   —habitó rincones sin luz

No se quién volvió a encontrarla  y la dejó sobre la mesa del comedor
                                 entre un montón de papeles

 Una tarde de domingo con lluvia 
                      decidí poner orden y archivarlos
     entonces llegó mi turno de enfrentarme con esa imagen
                               la miré detenidamente
               —me inquietó  la adustez de los rostros
                            la tristeza  en sus miradas
                          
En el reverso mi abuela había escrito
                                    /era su letra no había dudas/
            en tinta negra  y con pluma fuente
“Tiíta Flo y Helen Kathleen,
quien murió de fiebre escarlatina,
a los once años de edad, en St Cloud, París”
(Aunty Flo  & Helen Kathleen, who died when 11 years old,
of scarlet fever,  in St Cloud, Paris)
Tenía  también el sello algo borroneado del fotógrafo 
            Gilbert Frères  (peintres photographes)

Quiénes eran
      esa  mujer joven  y esa  niña
            retratadas en las afueras de París
   Qué hacía esa fotografía antigua  
                   entre los recuerdos familiares
          —ya desaparecida
              la generación de nuestros abuelos
                    nunca  llegaré a saberlo

Quizás alguien en un suburbio dublinense
       o en algún pueblito en el condado de Longford
tenga una vieja fotografía de una joven pareja
      sonriendo ante la cámara
en un estudio fotográfico de Buenos Aires
       o en la rambla de Mar del Plata
y se esté haciendo preguntas similares a las mías


Esteban Moore, Buenos Aires, Argentina, 1952
imagen: s/d



lunes, 23 de agosto de 2010

Esteban Moore


“Pronto, no lo volverás a ver”

el sol arde en los rastrojos de trigo
rebota en la ruta
forma espejismos en la distancia
estamos saliendo de la curva antes del cruce de la laguna
la cupé se afirma en la larga recta
repentinamente mi padre comienza a bombear los frenos
antes de clavarlos
las cintas chillaron en las campanas
las gomas quemaron caucho
y casi me golpeo contra el parabrisas
cuando con un volantazo firme
bajó a la banquina poceada
casi gritando: “Mirá eso, pronto no lo volverás a ver...”
Eran Martín Gálvez y Degregori – el viejo como le decía Cancela
reseros de oficio
que montados en caballos bien mantenidos
– un colorado de troncos negros y un tobiano
arreaban por la cuenta una tropa de vacas gordas
– 30 y pico o quizás 40
– algunas machorras en el lote
“las llevan a lo de Cardoner...
hoy hay remate especial...”
dijo mi padre al tiempo que levantaba su brazo para saludarlos
luego de ser correspondido
se calzó con firmeza el panamá de ala angosta
acarició dos o tres veces con la punta de la bota gastada
el acelerador de la Chrysler
... una baturé descapotable del 36 – 6 en línea – con radiador de aceite
y llantas de rayos
que rugió ronca antes de morder nuevamente
el concreto de la 205
primera... segunda el bramido del motor flotaba puro
en la mañana caliente
tocó la palanca de cambios – punto muerto – aceleró en vacío
antes de enganchar la directa
me da un golpe de vista y comenta satisfecho que estaba
tirando los cambios sin usar
el embrague
clava los ojos en el cemento y el cielo de nuestro horizonte inmediato...
.... y nos perdemos hacia el futuro

Esteban Moore, Buenos Aires, Argentina, 1952
imagen: Ruta 205